EL CLIC HECHICERO

Hay una película, basada en una obra de Tennessee Williams, CAT ON A HOT TIN ROOF (“La gata sobre el tejado de zinc”, en español).
Fue algo polémica, pues tocaba el tema de la homosexualidad, aunque se hubo de modificar el guión, y cambiar ese tema por de un ser con el problema de no aceptar su madurez, ni su situación y se refugia en la
bebida.
Es un melodrama sureño, que aún no ha decaído.
A mí, me hizo recordar un problema bastante grande. Y además, la explicación que ofrece Brick, es interpelada por su padre, acerca de su problema con la bebida, pues está todo el día ebrio, y éste, le responde algo extraño, pero real…
Le dice que busca es “clic mecánico” en la cabeza que le da la paz que le permite soportarse.
Es algo extraño, pero yo, sentía lo mismo cuando bebía, no era un clic mágico, pero sí en determinado momento, después de haber bebido mucho coñac, había un algo alienante que hasta modificaba los sonidos que venían del exterior…
Ese clic hechicero, me permitía estar bien conmigo. Me miraba en el espejo y era capaz de sonreírme a mí misma.
Yo pensaba que lo único que podía salvarme de mi angustia interior, de mi imposibilidad de aceptarme, era ese clic mágico.
Mi cerebro era ya sólo mecánico, y empecé a buscar el clic en otras sustancias.
Con la cocaína, el hechicero clic, era instantáneo… y si iba mezclada con heroína, era un estallido que absorbía todo mi malestar interior.
Y pronto, empecé a buscarlo con más frecuencia.
El clic mágico, me arrebataba toda la rabia, todo dolor… Pero también, me arrebató la posibilidad de desarrollarme como persona, de amar, de compartir…
Ya no me importaba crecer, ni no comprender qué era todo lo que pasaba en mi cuerpo ni en mi interior, que a mí se me escapaba de mis manos, aún siendo mío, y sin yo haberlo perdido. (Pensaba que eso de crecer era optativo…).
Conseguí segar mi adolescencia, e implantar en mi cerebro y mi alma todo un engranaje mecanizado, cuyo protagonista era el clic.
El tiempo endurecía y preparaba a la gente, mientras yo, solamente me preocupaba de activar constantemente el clic…
Hoy me han enseñado a que ese clic, bueno, lo que proporciona el clic hechicero, no hay que buscarlo fuera de uno mismo, ese clic, está en mi voluntad de afrontar algo, y al ver el resultado… se activa de igual manera, pero ya no me daña ni a mí ni a los que yo quiero.
Ese clic, sin darnos cuenta lo llevamos en nosotros, y actúa cada vez, que nos sentimos relajados, que el día toca a su fin, y al pasar cuenta a éste, nos damos cuenta todo lo que hemos hecho, lo que hemos descubierto, lo que hemos compartido…
Ese hechicero clic, le llevo en mi corazón, y cuando amenaza la depresión o la derrota, me tumbo, pongo algo de música, y paso revista al día anterior, o al último beso, que le di a mi sobrina, o a mis padres…
El clic éste es gratis, y puedo sentirlo cuando yo quiero y es mucho más gratificante…
¿Has intentado buscarlo dentro de ti alguna vez?
Un montón de besos. Os quiero. Anónimo