ANÉCDOTAS DE UN PROFESOR DE AUTOESCUELA

¡Hola! me llamo Pedro y soy (o fui) profesor de autoescuela, eso es lo que nos decían antes, ahora se llama profesor de seguridad vial; está muy bien cuando se pronuncia, pero sigue siendo lo mismo tanto una cosa como la otra, pero en fin, no voy a entrar en detalles sobre eso. Luego está el significado de profesor de seguridad vial, para eso hay que tener ciertos conocimientos de cosas como, saber cómo atender a una persona herida en un accidente y sobre todo conocer bien el código de la circulación y que conste también me incluyo sobre estos conocimientos.


Yo recuerdo por los años 1978, ¡yo! Me hice profesor y ahí empezó mi nueva vida, no quiero decir que anteriormente fuera mal pero tenía más problemas, luego de profesor digo, me iba mejor, porque tenía un sueldo seguro y ganaba más dinero y estaba más desahogado pero también, dependía de las clases que daba pues antes estaba las cosas en la autoescuela bastante mejor que ahora y se ganaba más dinero.

Bueno, como ven yo me hice profesor muy joven, bueno ustedes juzguen con 28 años ¡yo! Delgadito, joven, bien parecido entre comillas, entonces me comía el mundo.

Nació mi primera hija que me volvió loco, pero entonces yo vivía en una barriada de Málaga llamada Carranque, bueno en la casa de mi suegra (que es un cacho de pan). El día para mi comenzaba a las 7 de la mañana, lo normal de casi todas las personas que trabajaban como yo, el cuarto de baño, el café, el afeitado y luego me iba para mi trabajo, una autoescuela que había en la Alameda de Colón “ G “. Allí, empezaba la jornada de trabajo con la primera o primer alumno, por aquí entonces no tenía anécdotas que contar, luego pasé al cabo de unos meses, a la Cruz de Humilladero, allí ya empezaron algunas, aparte que allí habíamos varios profesores que en fin nos llevábamos mejor o a veces peor, algunos con la limpieza del coche que ahí me incluyo yo.

Y como siempre estaban los chibatos como en todas las empresas.

Bueno ahí me llevé un tiempo en esa autoescuela, pero recuerdo que luego me pasaron a otra, pues eran las mismas las cuales eran sucursales del mismo dueño o sea la primera que mencioné “G”, bueno esta otra estaba en la Paz, que es otra barriada. Allí recuerdo cuando empecé que había una señora que era la que llevaba todo el papeleo de los alumnos, y todo sobre la autoescuela, también estaba su marido que también era profesor y era el que se dedicaba a dar las clases de teórica. Ella, creía que su marido era el dueño de la autoescuela y quería que a su marido le llamáramos de Don, lo cual yo pues no lo veía bien ya que el tenía el mismo título que todos los que trabajábamos allí, hasta que llegó el día en el cual, me tuve que enfrentar a ella; bueno, eso sí, con buenos modales y le dije que si quería que le dijera a su marido de D. que a mi también me lo dijera ya que los dos teníamos el mismo título. Pero dejando todo esto que aun ocurre, vamos a ver algunas anécdotas.

Yo recuerdo por aquel entonces, que los sábados nos reuníamos los profesores junto con los alumnos ya que ese día daban clase en la pista de prácticas que teníamos porque antes tenían que hacer teórica, pista y calle para el examen, y volviendo a la pista como dije antes, llevábamos a los alumnos que ya próximamente iban al examen y recuerdo que en el invierno, cogíamos un bidón de estos que se usan para el aceite (esos que son grandes), buscábamos palés de madera que allí no faltaba porque era un polígono y luego encendíamos fuego y sobre las 11,30 a 12 empezábamos a asar chorizos que uno de los profesores traía, otro bacón, otro morcillas, otro el pan cateto, etc.. el caso era que lo pasábamos muy bien, ¡ojo! sabíamos hasta donde podíamos llegar tanto con la comida, como con la bebida, en fin se pasaba bien, luego cada profesor cogía al alumno y ya para la autoescuela.

Bueno, recuerdo muy bien a una señora que tenía a primera hora o sea a las 8 de la mañana, ahí empezaba mi martirio y dirán ¿Por qué? Bueno esta señora era maestra de escuela, por aquellos tiempos se creían que eran ministros y como si fueran los dueño de todo, ellos y los curas.

Bueno yo un pobrecito profesor de autoescuela y joven, se creía la señora que yo era su alumno, no al contrario, que yo era el profesor y bueno ahí empezaba mi tarea, yo tenía mis modales y mis c… cosas, pero ella, tenía 64 años más 5 meses y entonces se podía sacar el carnet, hasta los 65 años por lo que a esta señora le quedaban 7 meses para sacárselo, pero contando algo de las anécdotas, diré lo siguiente.

Yo por poner un ejemplo, le decía a la señora ¡tenga cuidado con ese bordillo, gire un poco hacia la izquierda! “ella” ¡que va! Pedro “que va” no le doy y yo decía para mis adentros, me cago en la madre que la parió, la dejaba, no le decía nada más y “¡ala!” al bordillo. Otras de las veces ya sabía hacer las maniobras de la pista mas o menos bien, así que la dejé sola, quiero decir que me bajaba del coche para darle confianza para que las hiciera sola las maniobras, pobre de mí pues se fue a la rampa, (era como una calle inclinada hacia arriba ) y ahí cometí un error con ella, empezó a acelerar y aquello pegó una clase de estallido, bueno creo que se lo pueden imaginar, la correa de ventilador entonces, un SEAT 133, saltó hecha pedazos y al bajar la señora, me dijo “¡Pedro se ha encendido una luz roja ahí delante!”. Bueno como ustedes se habrán imaginado era el panel o cuadro de las indicaciones que todos los coches traen en la parte delantera del conductor, al bajar la rampa le dije “Ah ¡no acelere más que nos quedamos sin coche!”.

Bueno con esta señora todos los días eran anécdotas, mira si la fueran, bueno ella y bastantes personas más, pues con tanto estrés y tantas cosas que tenía que aguantar, me dio un infarto de miocardio. No exagero porque en aquel entonces todo eran problemas que me iba echando en mi cabeza y cuando dormía por la noche, empezaba a dar clases de practicas pero como decía, dormido. Hoy que llevo cierto tiempo sin darlas aún sigo dándolas y si no que le pregunten a mi santa mujer que todas las noches me escucha y ya ha pasado como he dicho cierto tiempo.

Cuando ya yo llevaba algun tiempo, tenían casi todas las personas una edad ya mayorcitas pues habíamos salido de una dictadura y entonces poca juventud había en las autoescuelas, había menos dinero para ellos y claro también para todos. Recuerdo un señor, que fue un buen amigo mío.

Este hombre era de un pueblo de Málaga y recuerdo que era casi analfabeto y bastante brusco al realizar cualquier movimiento en el coche, o sea brutillo, pero tenía una cosa muy importante, que prestaba mucha atención a todo lo que yo le decía, como anécdota, diré que, que lo mismo cuando íbamos circulando y de pronto paraba el coche para saludar a alguien que había visto y conocía, yo como ustedes comprenderán, yo me quedaba con el corazón en la boca pues como profesor siempre iba mirando o casi siempre el espejo interior y los del exterior y veía los coches que venían detrás y por los lados, al final le tenia que llamar la atención un poco y le decía, ¡Ant.! ¡Hay que mirar antes de parar así, por las buenas que no vamos solos circulando! Y él me decía, ¡no pasa Na.Pedro!y luego se echaba a reír, pero bueno ya el susto me lo había dado pero para mi, siendo como era, era digno de admirad por sus esfuerzos y tenacidad, al final se lo sacó y puedo decir y no miento fue a la primera todo tanto teórica como la práctica.

Al cabo del tiempo, lo vi. Conduciendo un taxi se paró al lado del coche de la autoescuela que en ese momento estaba dando clase y como siempre hacia sin mirar, y empezaba a saludarme y a decirle al alumno o alumna, ¡con ese profesor, seguro que aprueba! ¡He aprobado yo con lo burro que soy!(buen esto que me digo sin flores). En fin esto tiene que gustar si no te puede poner loco o majara como a veces decimos. A mi al principio de empezar lo cogía como otro trabajo normal pero ya luego te lo coge de una manera que te va gustando, por lo menos eso me paso a mi, hasta que incluso, sufres a veces con los alumnos y incluso tiene algunos rocecillos con los examinadores. Bueno hablemos un poco de las mujeres, ¿y las mujeres qué? Bien yo no hablo nada malo de ellas ni de nadie, pero era otra la otra forma de actuar porque es verdad que siempre se tiene que guardar unas distancias, no se les puede a veces hablar como a los chicos, yo de anécdotas de mujeres, que voy a decir, era joven no soy Robert Redford pero era Pedro profesor de autoescuela bueno y sigo siendo Pedro ¿eh? Y claro había y creo que sigue habiéndolas aquellas que piensan que el profesor puede hacer algo para que aprueben, a mi particularmente me ofrecieron cosas que no se deben contar, la imaginación de cualquier persona que lea esto, sabrá hasta donde podían llegar, yo en estos pensamientos que cada cual quiera piense lo que quiera pues era algunas veces, bastante fuerte, pero como digo, yo particularmente, hablo lo mejor posible de ellas pues soy o fui profesor y además humano.

Al cabo de los años y yo siempre me refiero a Málaga, aquí ocurrieron algunas catástrofes y recuerdo el año 1989 una inundación que hubo y además como anécdota, recuerdo un chico que trabajaba en la barriada que estaba la autoescuela o sea La Paz, pues bien yo lo recogía a las 12 del medio día y cuando llevábamos media clase, íbamos llegando a un pueblo de aquí de Málaga que se llama Campanillas, pero al fijarme en el cielo, vi una nube muy negra y le dije, vamos a dar la vuelta que no me gusta esa nube, al instante empezó a caer agua y no veíamos nada pues los limpia no daban mas de sí; entonces ya llegamos a un polígono llamado Guadalhorce y por allí tenia dos carriles y como el chico iba muy nervioso, le dije, déjame los mando de coche y luego lo mantuve en el centro de los dos carriles hasta que pude al fin llegar por otro sitio por el cual pudimos pasar y por fin dimos la vuelta para Málaga, aquello por donde pasamos se inundaba según íbamos pasando y el chico iba pasándolo bastante mal bueno y yo también, lo que pasaba que yo sabía por donde íbamos y el probrecillo no, entre otras cosas por que con el agua no se veía nada de tanta como estaba cayendo y luego aquello se convirtió en un río que arrastraba todo lo que tenía delante, nosotros pudimos llegar al carril que llevaba al aeropuerto y allí dimos la vuelta con bastante trabajo ya que no éramos los únicos todo el mundo quería hacer lo mismo al mismo tiempo y había un lío tremendo pero al fin salimos de aquel infierno y ya cogimos la carretera principal y por fin llegamos a la barriada y él con agua asta las rodillas, pudo llegar a su casa, bueno luego me tocó a mi atravesar la carretera que ya llegaba el agua casi por la mita de las puertas ya que yo vivía al lado contrario, y gracia a Dios y a mi fe, lo conseguí y llegue al lado contrario de la carretera y llegué a mi casa que estaba cerca y además pude poner el coche en un sitio en el cual no corría ningún peligro pues el agua corría con muchas fuerzas y todo lo que se encontraba en su paso lo arrastraba árboles, coches, contenedores de basura en fin de todo pero luego al otro día había que ver el daño que aquello provocó. Al siguiente día que por cierto amaneció bastante bueno, me pasé por la autoescuela claro esta pues tenia que ir andando ya que todo era barro por todas parte y cuando yo vi el desastre que se había producido, me puse las manos en la cabeza por que no creía lo que estaba viendo. Luego mas tranquilo, empecé a pensar como dar nuevamente las clases, bueno hablé con mi jefe y le dije que no se preocupara mucho ya que yo citaría a los alumnos en la barriada de enfrente que no había fango y así lo hice, y así pudimos seguir trabajando.

Como pueden ver esta fue una parte de mi profesión que me encontré muy mal por tanto desastre y la verdad me quedo un poco corto ya que aquello le correspondía a la prensa de aquellos días. Bueno la vida sigue ¿verdad? Por aquel entonces “yo” que tenía un alumno, bueno uno de la otra acera o sea un (mariquita). Era una persona viéndola, bastante normal, según el sexo, pero él se sentía mujer.

Cuando empezábamos la clase ya después de haberlo conocido y habiendo dando ciertas clases, “yo” le decía, “mira recuerda lo que te digo y te diré siempre” si pitan que piten tu a lo tuyo y por que le decía esas esto, pues el buen alumno nada más escuchaba que pitaban, el que se creía, que le pitaban a él y entonces era cuando se liaba la cosa el buen hombre o lo que fuera, sacaba la cabeza por fuera de la ventanilla y aquello ya no era una persona normal, decía de todo, menos bonito ya os podéis imaginar todo lo que decía, yo por mi parte, no sabía donde me iba a meter de la vergüenza que me hacia pasar y luego le decía, fulanito, cualquier día se baja alguien de un coche y vamos a cobrar los dos, y su respuesta era siempre igual, ¡haber si alguno tiene coñ…! Esas eran sus palabras más corriente pero en fin de ahí la cosas ya se calmaban y gracias a Dios nunca paso nada aun conservo mi físico bueno más mayor, se saco su carnet y yo seguía con mi rutina. Por ese tiempo, nació mi segunda hija ¡y no porque era su padre, pero era guapísima y sigue siéndolo bueno y la primera igual también, (y ahora siguen siendo por lo menos, para mi si soy sincero mas guapas) ya la primera, que era pequeñita, yo la sentaba encima de mis piernas, y ya iba cogiendo el volante y yo le decía para donde girar y además le gustaba mucho conducir y además también ya le iba gustando correr, claro eran bastantes años menos, pero seguían ocurriendo cosas.

Bueno empezó el “bum” de los jóvenes o menos jóvenes así que todos los que me conocían, bien, por el padre, el tío, hermano etc. Iban a donde yo estaba dando clase, para apuntarse y poderlas dar conmigo y la verdad como digo siempre, no me gusta ponerme flores pero era la realidad, el caso que las autoescuelas se llenaron de juventud y claro la mayoría de ellos ya habían cogido coches bien con el padre, amigos u otras personas, pero que ocurría, que siempre estaba el listillo de turno que quería saber o creer saber más que el profesor, bueno aquí empezaba algún que otros problemillas con ellos y claro ya yo ahí tenía que intervenir para pararlos un poco, el como, pues cuando más tranquilo iban conduciendo, yo, le pisaba el freno con un poco de fuerza previa mirada primero a los espejos y cuando no venía ningún coche cerca claro esta les daba el susto pues no se esperaban ese frenazo ya luego se venían a mi terreno.

Recordando anécdotas, recuerdo otra de dos amigos que todos los días venían a dar las clases junto, uno era muy delgado y los pelos de punta los cuales daban en el techo del coche y el otro, fuerte y alto, vamos una pareja bastante distraída y digo distraída porque siempre estaban peleándose en el coche, luego terminaban la clase, y tan amigos los dos pero yo nada más que de escucharlos, me lo pasaba bastante bien escuchando las cosas que cada uno se decían, en fin en el fondo eran muy buenas gentes.

Bueno fueron pasando los años e íbamos cambiando de coche, también se habían apuntado muchas gente. Al principio esta autoescuela tenía un nombre y luego la compro el actual dueño y se le cambió el nombre que es el que tiene actualmente y por eso, también se cambiaron los coches, ya se iba más cómodo, ya eran más modernos, tenían aire acondicionado y dirección asistida o sea que íbamos más cómodo y más fresquito pues antes pasábamos en verano bastante calor y las camisas teníamos que cambiarlas muy a menudo. Y apuntándose más mujeres insinuándome cosas deshonestas, yo la verdad no era un santo, pero no me gustaba la presión que tenían con algunas, pues me paso un caso con una chica joven que por entonces al haber menos circulación, íbamos por sitios menos concurrido de circulación y esta chica tenia un novio que todas las noches cuando ella empezaba las clases, el se venia detrás de nosotros con su coche cosa que a mi me molestaba bastante y como esa chica, fueron llegando más y a veces sin querer me metían en algún que otros problemas cosa, que fui resolviéndolos hablando con sus padres y el dueño de la autoescuela, pero bueno eso son cosas que pasan en sitio o profesión como esta ya que se pasan muchas horas juntos y se habla de muchas cosas y también se dan bromas para que la clase sea más amena, pero hay gentes que se lo toman de una manera más agradable y otras más serias, pero la vida sigue y había que seguir trabajando, y eso precisamente es lo que hacía pero también los años fueron pasando y ya uno, no era el mismo físicamente y cada día iba haciendo, más cuesta arriba pues ya lo que quería era terminar para irme a casa y estar tranquilo.Pero bueno todavía seguía en mi sitio y habían muchos alumnos apuntado y muchos de ellos por parte de algún familiar suyos, querían dar las clases conmigo el caso era que tenía que tener una lista de ellos para poderlos ir metiéndolos cuando había algún hueco libre.

Bueno también, hay alguna que otras anécdotas de los examinadores, por ejemplo, había una señora que los mismos alumnos les habían puesto de apodo,”La Tache”, bueno el nombre ya lo decía pues tenía una cara bastante seria y además no dejaba pasar nada en cuanto a los alumnos como con los profesores. Esta señora tenía también un gran defecto pues con todos los que yo hablaba (bueno quiero decir profesores) coincidíamos en lo mismo, todos habían tenido algún contratiempo verbalmente, como me paso a mi y una de ella, fue un día examinando a un alumno íbamos por la carretera de Cádiz, hablo de Malaga pues es una de las arterias principales de entrada a la capital y de salida, íbamos a una velocidad, normal por las circunstancias del tráfico y esta señora se le puso en el moño, que este chico se pusiera a adelantar,¡yo! Por seña le dije que no lo hiciera y esta señora me vio haciéndole esas señales, entonces, primero me formó una buena sin ninguna clase de educación y además dentro del coche y circulando y el alumno dentro escuchando todo lo que ella me decía y luego cuando llegamos al final donde terminaba el examen, esta señora por llamarle con un poco de educación, pues siguió dándome la bronca y además con amenazas y Uds., se preguntaran porque fue, bueno ya lo he dicho quería que adelantara en un sitio que la circulación iba muy densa y además delante de nosotros llevábamos un autobús y detrás una hormigonera y en los carriles izquierdos ya que nosotros íbamos circulando por el derecho, la circulación iba densa por la hora punta y por eso le hice la señal al chico, y ella saltó en cólera por eso digo si se le podía llamar “señora”. Cuando terminamos el examen, al chico lo había suspendido y a mi quería formarme en la jefatura de tráfico para que me quitaran el título y todo creo que fue cuando íbamos examinando le dije, que si ella se quería matar que se saliera del coche pero sin pararlo pero que nosotros no nos exponíamos a que pasara una desgracia ya que además aunque lo hubiese intentado el chico, yo con el doble mando que lleva el coche, se lo hubiese impedido, y eso fue todo lo que pasó y luego ya fuera del coche, me dijo lo del expediente y ahí me salte las normas con las palabras que dije y como la jefatura estaba cerca, me llegue a ella para hablar con el jefe de examinadores, el cual nada mas verme la cara, lo notó enseguida que me pasaba algo ya que yo e sido y creo que soy una persona con la que se puede dialogar sin gritar, entonces preguntándome que me ocurría, le conté todo lo que había pasado con la “señora” en el examen y con lo del expediente, y este señor me dió toda la razón y me dijo que no me preocupara y aun poniendo la cosa un poco mas drástica, le dije al jefe de examinadores que por cierto era muy amigo mío, no diré nombre, fulanito yo en mi casa tengo un cuchillo de monte así que si esa “señora” quiere jugar con el pan de mi familia, soy capaz de coger ese cuchillo y rajarle por la barriga pues ya me iba a dar igual ir a la cárcel ya que allí por lo menos, me daban de comer, el jefe de los examinadores, se echó las manos a la cabeza y me dijo ¡ Pedro por favor olvídala! pero cual fue mi sorpresa que a las dos semanas de aquel conflicto, volvimos a coincidir nuevamente para examinar a mis alumnos que aquel día llevaba y la muy “ Gua “, suspendió a todos los alumnos que llevaba y luego volví a coincidir a la semana siguiente y también la “señora “, me hizo lo mismo, suspendió a todos, esta vez no le dije nada, me fui a la jefatura y le conté todo lo que había pasado de modo que deducir luego que era una provocación por parte de ella en toda regla le dije a este señor, que por favor no me la pusiera más a esta “señora” de momento y así pasaron dos años que no me examinaba a nadie.

Bueno dejemos a esta “señora” y ahora cogemos a otro señor pero este señor era la cara distinta de la moneda, a este señor, le apodábamos, el santo y ustedes dirán porque, yo les puedo decir que aparte de ser un buen examinador, era una persona amable y comprensiva aparte era bastante humano y que el alumno solo por saber que era un examen se ponían nerviosos y el como ya digo era una persona muy correcta los tranquilizaba hablándoles muy tranquilamente para que el alumno se relajara, el examen con esta persona, era muy agradable y mucho más tranquilo aparte, no buscaba complicación en los recorridos sencillamente, porque el tráfico lo impedía por lo cual cogíamos por calles menos conflictivas en circulación.

Recuerdo otro examinador, bueno eso era casi al principio de yo empezar, que le llamábamos, el cicuta aquel personaje famoso del programa de TVE 123 eso era al principio de salir ese programa pues fueron cambiado de ese personaje y ese señor tenía muy mala fama por lo malo y protestón que era y algunas cosas más que si fuera ahora, otra cosa sería con mi experiencia, pues bien a este hombre les pusieron ese nombre, por la fama que él mismo se creó pues este hombre también tuvo problemas con todos los profesores de Málaga y provincia y ahí me incluyo yo también y los alumnos les temían, por los recorridos que hacía y la perfección que tenían que tener para poder aprobar dicho examen de circulación. En fin en estos años venían nuevos examinadores, unos más buenos y otros menos lo que pasaba que acababan de salir de la academia, y claro algunos creían saber más que los profesores que llevábamos mucho más años en las calles y claro la mayoría éramos perros viejos en este oficio y a más de uno tuvimos como normalmente se dice, pararles los pies ya que ellos eran jóvenes y creían que iban a heredar la jefatura y lo que no consentíamos, es que nos perdieran el respeto y quisieran, llevar siempre la razón, la llevaran o no la llevaran, pero esto ocurre hoy en día y seguirá ocurriendo. Yo por desgracia o por suerte ya no puedo ejercer, aunque las gentes cuando me ven, aun, me pregunta cuando voy a volver pero les digo la verdad, que ya estoy jubilado, y lo que me dicen ¿tan pronto Pedro? ¡Pues si! Contesto a los que me conocen y aun se acuerdan de mi bien por sus padres, tíos, hermanos o amigos por cierto, recuerdo uno que a parte ser amigo mío, era un alumno que le gustaba bastante las juergas y además era un tío muy simpático, siempre venía con otro que se sentaba detrás que además trabajaban juntos que por cierto se dedicaban a poner aire acondicionado y no por dar propaganda pero eran muy buenos profesionales pero a lo que voy eran muy cachondos y yo pues me tenía que reír con ellos casi a la fuerza pero lo peor que luego cuando terminaba la clase, me invitaban a tomar una copa, pues ya éste alumno era el último de la tarde y bueno a veces yo cedía. Luego poco tiempo después ya fue cuando caí malo y con unas cosas y otras que ya tenía, me dieron la jubilación aunque me cuesta decirlo yo aún me sentía bien pero bueno ahora casi me alegro tal como están las cosas de trabajo pues veo algunos compañero, dando 7 u 8 clases al día pero espero que algún día se les puedan arreglar las cosas, pero es verdad, cuando veo algún coche de autoescuela por las calles, a veces me siento mal pues me digo todavía, ahí podía estar yo todavía pues también me da tristeza, pero en la vida a veces hacemos cosas que luego con el tiempo pasa factura y ya no hay solución y eso por desgracia, me pasó a mi y ya no se puede dar marcha atrás pero no voy a hablar de mi he estado contando algunas anécdotas al cabo de estos años pero de todas, no me puedo acordar.

Ya con estas últimas palabras o letras, lo que por último quisiera decir, es que aquella personas que se saquen el permiso de conducir, se preparen bien y luego cuando tenga su permiso, por favor hacer caso a las señales y normas ya no sólo por las multas sino por todos los accidentes que todos los días hay escuchamos y vemos por desgracia en la prensa y Televisión y por no cumplir lo que nosotros los profesores hemos estado diciéndolo durante todas y cada una de vuestras clases.

Suerte para todos que se presenta cada día y cuidado por “favor” bueno si estas palabras les ha servido a alguien, yo me alegro.

Se despide de ustedes un profesor y amigo.

                                                                                                Pedro. J.