Érase una mujer que iba paseando por la playa, el día estaba malo pero ella estaba con ganas de bañarse, vio que el agua estaba tan buena que cogió, se fue detrás de una arboleda y se quitó la camisa y el pantalón y se fue a bañar. Cuando estaba bañándose el cielo se nubló y viendo que iba a llover salió corriendo (pobre se quedó con ganas de bañarse) pero cuando fue a coger la ropa estaba mojada, salió corriendo y se metió en el coche, se quitó la ropa mojada y salió corriendo para la autovía, cuando se encontró a un muchacho haciendo autostop, se paró, le preguntó ¿a dónde vas? Y el le dijo que para la capital y ella le dijo súbete yo voy para allá.
El muchacho abrió la puerta del coche, entró y comenzaron una conversación.
Mientras que iban hablando a ella le gustó, y le preguntó si era un chico alegre, el se empezó a reír, y ella le preguntó ¿por qué te ríes? Y el le dijo porque eres una chica guapa, y ella se ruborizó.
Cuando llegaron a la capital el le preguntó ¿nos tomamos algo?, ella paró el coche y se dirigieron al bar, mientras le preguntaba ¿en qué trabajas? Ella le miró y le dijo ¿no estás haciendo muchas preguntas? Y el le dijo, es que eres muy simpática y entonces, llegaron al bar, se sentaron en una mesa y empezaron a hablar mientras tomaban algo.
Ella era periodista y estaba haciendo un reportaje sobre los pueblos de Andalucía, el trabajaba en una inmobiliaria.
Al rato ella miró el reloj, y le dijo que se le estaba haciendo tarde, el la miró y le pidió su número de teléfono, ella abrió su bolso, sacó una tarjeta y se la dio.
El le dijo te llamaré este fin de semana, ella le dijo vale, se dirigió hacia la puerta, le miró y le dijo hasta luego…
Y de momento hasta aquí os puedo contar…
Gabriel