ALCOHOLISMO

Para afrontar esta enfermedad debemos de tener siempre presente:
“Serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, Valor para cambiar las que podamos y Sabiduría para poder distinguir la diferencia”
El “Alcoholismo” es un estado de cambio en el comportamiento de una persona, que incluye además de una alteración debido al consumo franco de bebidas alcohólicas una continuidad de este consumo de manera no aprobada en su ambiente sociocultural, a pesar de las dolorosas consecuencias directas que puede sufrir como enfermedades físicas, rechazo por parte de la familia, perjuicios económicos , sanciones penales…un estado de alteración subjetiva, en el que se deteriora el dominio de la persona dependiente sobre su forma de beber, existe la urgencia de beber alcohol y se pone de manifiesto una importancia fundamental del alcohol, en el que el planteamiento de las ocasiones de beber puede tener preferencia sobre el resto de sus actividades, ingestión de bebidas alcohólicas para lograr su alivio y aumento de la tolerancia.
Es algo que debe de preocuparnos a todos.

Los médicos, psicólogos, alcohólicos rehabilitados que ya han alcanzado el estado de sobriedad reconocen que “el Alcoholismo es una enfermedad crónica posible de detenerse”
La única posibilidad del alcohólico es dejar de beber ¡para siempre!
El alcohólico bebe porque está enfermo
El alcohol es “una droga dura” que crea hábito y dependencia, nos arrastra a una auténtica enfermedad la enfermedad alcohólica que es progresiva
La O.M.S (Organización Mundial de la salud) ha definido la droga cómo ”aquella sustancia capaz de producir en un organismo un estado de dependencia, psíquica, física o de ambos tipos y señala con el número uno entre las drogas llamadas” duras” al alcohol y todo tipo de bebidas alcohólicas”
• Regla de Oro del Alcoholismo: “No mata el alcohol, ni el alcoholismo, si no la ignorancia”
En una pareja el alcohol también es un destructor de vida, a corto plazo suele haber pocos problemas aunque desconocidos e ignorados, aparecerá poco a poco la desconfianza, periodos de altibajos, pérdida de esperanza, miedo, odio. A largo plazo puede provocar separación, depresiones, suspicacias….”las consecuencias serán mortales como en las demás personas”
Llegará el momento en que el enfermo se desprecia por sí mismo, irá perdiendo su autoestima, se sentirá muy mal y si tiene ganas o quiere intentar recuperarse pensará en pedir ayuda, sería un error y una locura muy grande intentarlo solo por sí mismo.
En definitiva, cuando una persona ha traspasado la barrera invisible que le convierte en un enfermo alcohólico ya ha perdido la libertad de abstenerse a su voluntad, ya ha perdido la capacidad de dejar de beber a su capricho y se ha convertido en un “enfermo alcohólico para toda su vida.
Ahora bien; “la enfermedad alcohólica no tiene cura pero puede detenerse y el enfermo alcohólico puede llamarse curado cuando o porque no beba”.
El enfermo alcohólico que se “recupera” que se “libera” diríamos más bien se “repone” físicamente, mentalmente y espiritualmente con la terapia adecuada puede dejar de beber y puede resolver sus problemas o conflictos psíquicos y emocionales, sin recurrir al alcohol puede recuperarse de todos los trastornos físicos, desintoxicarse debidamente, tratado clínico. Lo más e importante es cambiar el modo de vida, iniciar una “NUEVA VIDA” en la que sea feliz sin beber” principio clave de una auténtica curación en una vigilia permanente para alcanzar un verdadero…vivir en sobriedad.
Para ello el enfermo alcohólico habrá de mantener la “conciencia de que jamás podrá a volver a tomar una copa de alcohol en ninguna de presentaciones como bebidas alcohólicas”
El enfermo alcohólico habrá de considerar “permanentemente” que la enfermedad seguirá aletargada en sí mismo y no dará señales de existencia en tanto no tome ningún contacto con el alcohol; pero si esto ocurre pasado el tiempo que sea, por largo que sea el periodo de abstinencia la enfermedad reverdecerá en él y volverá a seguir su curso “en el mismo punto que se hubiera detenido” y no retrocederá, es más , volverá con más ímpetu y habrá disminuido su discapacidad de tolerancia volviendo a ser un alcohólico en activo. La enfermedad seguirá su curso progresivo y desembocará en la muerte física.
“Un enfermo alcohólico cuando bebe es un alcohólico en activo, cuando deja de beber es un alcohólico en abstención y cuando muere es un alcohólico muerto”.
• La vía regia del tratamiento para los enfermos alcohólicos es la psicoterapia de grupo porque estabiliza la abstinencia pasajera
La experiencia de años y de miles de enfermos alcohólicos recuperados muestra que ha de ser “continuada y permanente,” para la eficacia de esta terapia se precisan tres premisas fundamentales que han de ser acogidas por el enfermo alcohólico:
1) Aceptación de la derrota ante el alcohol
2) Sinceridad del enfermo consigo mismo
3) Deseo de un cambio en el modo de vida
Todo ello puede obtenerse y de hecho hay resultados positivos mediante la psicoterapia de grupo gestionada por los propios monitores alcohólicos en el concurso y elaboración de los profesionales de sanidad.
El enfermo alcohólico es por naturaleza desconfiado y embustero a más de no sentirse comprendido.
La psicoterapia de grupo hace que estos enfermos al encontrarse con semejantes que los tratan con tacto y cordialidad vayan desvaneciendo de su desconfianza y sentimientos de inadaptación, se sentirá comprendido y llegará a su conciencia de que no es un vicioso sino un enfermo y sobre todo que sus compañeros de terapia han conseguido su liberación.
El momento más importante del tratamiento del enfermo es su rehabilitación mediante este tratamiento, se intenta remodelar su personalidad, con ella su adiestramiento para una nueva vida sin alcohol y su reajuste familiar y sociocultural.
Cuando un enfermo alcohólico deja la bebida, se ve en un estado tremendo de soledad e impotencia y es precisamente el grupo el encargado de liberarlo del vacío existente que en él se crea ante el acontecimiento.
Estos enfermos solo se curan condicionalmente, en cuanto no vuelva a beber, si una vez que está rehabilitado vuelve a beber se desestabilizará su rehabilitación, recayendo en la enfermedad. Es necesario crear para él un clima de apoyo de seguridad, de fe en sí mismo, a veces frente a una sociedad mal informada sobre esta enfermedad que suele presionarle para que vuelva a beber.
“El alcohólico que deja de beber nunca es igual que si no hubiera sido alcohólico jamás, aunque parezca mentira es mucho mejor porque descendió al infierno y luego ha conquistado su paraíso.
Las ventajas de su nueva situación serán tales que le parecerá locura o suicidio probar una simple gota de alcohol.”
                                                                                                                 J.CH.F